La sensibilidad dental puede ser provocada por diferentes factores: por ejemplo, una caries no tratada, una fractura del esmalte o un cepillado excesivo que desgaste el esmalte de los dientes. Todo esto permite que se filtre, de manera más fácil, las temperaturas frías o calientes de los alimentos que se consumen, generando un malestar agudo y transitorio al nervio del diente.